domingo, 3 de mayo de 2020

Juan Gelman, el montonero que denunció el pacto entre Massera y Firmenich

HOY 3 DE MAYO RECORDAMOS AL POETA JUAN GELMAN...

"La palabra es una herramienta de lucha " coherencia de un intelectual comprometido con las causas de su pueblo

El reconocido periodista y escritor argentino galardonado con múltiples premios a lo largo de su extensa y prolífica carrera, falleció en su casa de la colonia Condesa en Ciudad de México donde moraba desde hace más de 20 años. Pero Gelman, no sólo fue escritor, fue también militante de la organización político-guerrillera setentista Montoneros. Gelman formó parte del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero, perteneciendo a su rama de profesionales, intelectuales y artistas. En 1979, en ocasión de la denominada «Contraofensiva Montonera» y en desacuerdo frontal con su verticalismo militarista, abandonó la organización. La cúpula de Montoneros lo acusó de traición y lo condenó a muerte. Gelman, entonces, junto a Rodolfo Galimberti firmó esta carta de ruptura:
Nosotros, militantes del Movimiento, Partido y Ejército Montonero, decididos a rescatar el contenido revolucionario que alimentó la lucha del Peronismo Montonero hasta hoy, hemos resuelto renunciar a nuestra condición de miembros del Partido, a nuestro grado en el ejército y a nuestros cargos en el Movimiento Peronista Montonero, convencidos de que la pertenencia a estas estructuras se ha convertido en un obstáculo para continuar, eficazmente, en nuestra lucha contra la dictadura y por la liberación del Pueblo Argentino.

Frente a las perspectivas que existen de modificación de la situación argentina, ante el fracaso evidente de la dictadura, resulta imprescindible resolver positivamente la crisis que afecta a nuestras fuerzas.
Serias razones nos impulsan a tomar esta meditada decisión:
El prolongado alejamiento de la Conducción Nacional del Partido del territorio argentino, y, en consecuencia, de las condiciones reales en que se desarrolla la Resistencia Argentina, sumado a la falta del ejercicio efectivo de la conducción de las fuerzas que luchan en el país, ha agravado viejas desviaciones nunca corregidas del todo, a la vez que ha favorecido la aparición de nuevas deformaciones.
Macarena, nieta de Juan Gelman, viaja a México al funeral de su abuelo
Sin la pretensión de enunciarlas todas señalaremos las más graves:

Resurgimiento del militarismo de cuño foquista que impregna todas las manifestaciones de la vida política de las estructuras a las que renunciamos. Militarismo que, por otra parte, intenta apropiarse indebidamente de todas las acciones de Resistencia Armada que lleva a cabo el conjunto del Pueblo.

Reafirmación de la concepción elitista del partido de cuadros, que ha generado un progresivo aislamiento de las masas y de sus organismos reivindicativos naturales.
La reiterada aplicación de prácticas conspirativas de los cuadros del partido en el seno de los organismos de conducción del M.P.M., destinadas a tratar de garantizar la hegemonía del partido aun a costa de sabotear el avance organizativo del conjunto.
El sectarismo maniático que pretende negar toda representatividad en el campo popular a quien no esté bajo el control estricto del partido, con consecuencias nefastas para todos los intentos de desarrollar la organización revolucionaria de la clase obrera.

La definitiva burocratización de todos los niveles de la conducción del partido, cuya máxima expresión es la ausencia absoluta de democracia interna, que yugula todos los intentos de reflexión crítica, calificándola de defección o traición, enmarcando la falta de respuesta política con un triunfalismo irresponsable que no convence a nadie.
Frente a tanto desacierto se levanta la rica realidad que ofrece la lucha de las masas encabezadas por la clase obrera con el heroico concurso de los militantes del Peronismo Montonero, que ya no están más dispuestos a ser sacrificados por una política «putchista» y aventurera que persigue únicamente mejorar las condiciones de una negociación ya entablada, y que resulta inaceptable para la dignidad de la Resistencia Argentina.
Que quede claro: renunciamos a estructuras que son un freno para alcanzar los objetivos que justificaron su creación pero no renunciamos al Peronismo Montonero, ni a las banderas tras las cuales hemos recorrido los últimos diez años de vida política argentina: las bandera de la soberanía política, la independencia económica y la justicia social que jalonan el camino a recorrer para construir el socialismo en nuestra Patria.

Afirmamos que el fracaso evidente de la Dictadura podrá ser convertido en una victoria popular definitiva e irreversible, únicamente a través de la articulación de todas las formas de la Resistencia Popular, con la contribución del Peronismo Montonero cuyo espacio de masas debe ser convocado y organizado democráticamente como tendencia dentro del Movimiento Peronista en cuya unidad debe trabajar consecuentemente.

Queremos señalar también que mientras haya Dictadura habrá Resistencia Armada Popular, con la participación del Peronismo Montonero y que el heroísmo que se ha socializado al mismo tiempo que el sacrificio, es patrimonio del conjunto del Pueblo y nadie tiene derecho ni fuerza para negociar lo que no le pertenece ni controla.

Finalmente, llamamos a los compañeros del M.P.M. y a los compañeros honestos del Partido a discutir democráticamente en torno a estas cuestiones que todos conocen pero de las cuales pocos hablan, recordando que la Historia también sabrá juzgar los silencios.
Firman, por los compañeros del Peronismo Montonero
Rodolfo Galimberti / Juan Gelman
Ya en plena vigencia del sistema democrático, en 2001, Juan Gelman escribió una nota en el diario de tinte progresista Página 12, titulada «Ajá», donde critica profundamente a la conducción de Montoneros, denunciando un pacto entre Mario Eduardo Firmenich «Pepe», y Emilio Eduardo Massera, el «Almirante Cero».
Poesía y política a propósito de Juan Gelman

Han reaparecido el señor Firmenich y el Peronismo Montonero. Firmenich habló desde Barcelona y la primera existencia pública del Movimiento Peronista Montonero tuvo lugar en Roma, en abril de 1977. No parece casual que ambos hechos se hayan producido fuera del país. Son ajenos al país. La soberbia armada es el título de un libro sobre la guerrilla montonera del periodista Pablo Giussani. Se equivocó: lo de Firmenich –dirigente máximo de aquella guerrilla y hoy autopropuesto candidato a presidente de la Nación– ha sido y sigue siento soberbia política. La sangre de miles de jóvenes y no tan jóvenes que entraron en la muerte, movidos por el ideal de una Argentina mejor, no ha desmontado a Firmenich de esa soberbia. Lo que le pasa a Firmenich no es importante. Lo que preocupa es lo que les pasa a los jóvenes de hoy: asediados por el desamparo brutal de un país desquiciado gracias a un gobierno civil tras otro, creo conocer sus tentaciones y sé que no pocas nacen de esa intemperie, del fracaso de su deseo, del rechazo rabioso que la injusticia imperante les impone. Otras generaciones sintieron lo mismo en la década del 60 y hablo desde una experiencia vivida. Fui teniente del llamado ejército montonero y miembro de ese mascarón de popa que se llamó Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero.
No se permitió la entrada a periodistas en la reunión de Parque Patricios donde el sábado 28 pasado se llevó a cabo la teleconferencia en que unos 60 adeptos conversaron con Firmenich acerca del documento refundador del peronismo montonero. Me atengo a la crónica que un periodista intachable, Carlos Eichelbaum, publicó en Clarín (29-7-01) y me asalta el escándalo ante el párrafo siguiente: “La reivindicación de la ‘identidad montonera’ –dice Eichelbaum que dice el documento redactado por Firmenich– plantea problemas, entre ellos el de la dilución de su significado por las conductas de sus antiguos dirigentes ‘reciclados’, una obvia alusión crítica a hombres que pasaron por el menemismo, como Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja, a actuales funcionarios como Patricia Bullrich, o devenidos oscuros hombres de negocios, como Rodolfo Galimberti”. Me llega una pregunta: ese “antiguo dirigente” que es Firmenich –como Perdía, Vaca Narvaja y otros– ¿nada tuvo que ver con “la dilución de la identidad montonera”? ¿Nada tuvo que ver con la política suicida y suicidante que él encabezó antes y después del golpe del 24 de marzo de 1976?
El Universal - Cultura - Eduardo Galeano recuerda al poeta Juan Gelman
Esa conducción esperaba el golpe con ganas, “tanto peor, tanto mejor”, decía Mao. Mejor hubiera esperado a Godot. La soberbia política de tales dirigentes pensó que podía disputarle y aun arrebatarle a Perón el liderazgo del movimiento peronista. Aplicaron los mismos métodos que la burocracia justicialista y tiraron “sobre la mesa” el cadáver de Rucci “para tener fuerza de negociación”, explicaban. Autoclandestinizaron su aparato militar en 1974 dejando al aire ya sabemos el qué de miles de militantes públicos y al descubierto de la JP, la UES, la JTP, la JUP, el frente villero, el de mujeres, que integran ahora la lista de desaparecidos. Esos dirigentes fraguaron en 1979 y 1980 dos contraofensivas militares desde afuera contra una dictadura que había ya aniquilado al ERP y a Montoneros. En 1978 Firmenich y Cía. pactaron con Massera, el carnicero de la ESMA, un acuerdo preparatorio. Cada socio perseguía un objetivo propio: Massera, el de trabajar su camino hacia la presidencia del país; Montoneros, el de “aparecer en los diarios para que no nos olviden”, ilustraba Roberto Cirilo Perdía. Me merece total repudio la barranca abajo ética y política por la que ha rodado Rodolfo Galimberti, pero estoy orgulloso desde mí de haber encabezado con él –cualesquiera hayan sido entonces las intenciones del hoy “oscuro hombre de negocios”– la ruptura de 1978 con ese delirio militarista: salvó la vida a centenares de compañeros exiliados y más aún se habrían salvado si OscarBidegain, ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Rodolfo Puiggrós y otros miembros del sedicente Consejo Superior se hubiesen sumado al rompimiento. La conducción de Firmenich condenó a muerte a quienes tuvimos la lucidez de no acompañar esa locura. La dictadura militar ya me había condenado a muerte y me sentí como cuando de chico juntaba en los bares tapitas de botellas para hacerlas chapitas. Sólo que ahora juntaba sentencias de muerte.
Me disculpo por esta irrupción demasiado personal y nada periodística, aunque siempre creí que el periodismo surge del nervio de la vida que nos hace. Quiero decir que, en la más inocente de las hipótesis, Firmenich es tan pésimo político hoy como lo fue ayer: no piensa a fondo el país. Tal vez en su autoexilio barcelonés admire o respete –o no– las extraordinarias creaciones del genio de Gaudí. Lo seguro es que poco y nada admira o respeta las creaciones igualmente extraordinarias de los pobres y los desocupados de Argentina. Su vieja soberbia se lo impide. La soberbia frecuenta impertérrita los territorios del oportunismo.
No conozco las declaraciones a una radio de Luis D’Elía que provocaron “la irritación y la amargura”, seguramente fundadas, de mi colega –y más que eso– Miguel Bonasso (Página/12, 1-8-01). Cito entonces las que formuló en estas páginas (31-7-01). Sobre el anuncio de Firmenich de que “Montoneros va a participar en los cortes”, dijo el dirigente de esa poderosa forma de resistencia que la sociedad civil construye contra el neoliberalismo depredador: “Firmenich no tiene nada que ver con el movimiento piquetero”. Es cierto. Agregó: “Debería (Firmenich) saldar su pasado con el movimiento popular antes de involucrarse en acciones del presente”. Así es. Y cerró D’Elía: “Es llamativo (ese anuncio) y me suena a maniobra de inteligencia”. Ajá.


http://www.cunadelanoticia.com/?p=59809

miércoles, 4 de septiembre de 2019

4 DE SEPTIEMBRE: DÍA NACIONAL DE LA HISTORIETA ARGENTINA

Como muchas noches, esta es una de esas, donde recorro la web e indago el tema trascendental a mi criterio. Hoy, 4 de septiembre, dos pasiones se me juntaron...en realidad tres, la historia, la ciencia Ficción y como no podía ser de otra manera, el Peronismo.
Interesante trilogía conjugada en una sola cosa "El Eternauta". Cuando lo descubrí en mi adolescencia, no tenía dimensión de lo que abarcaba, no entendía el concepto del "Héroe Colectivo", pero el relato futurista me domino por sobre todo, ya que, en dicha época, los 50… se había desarrollado una historia de ciencia ficción, que tenía como escenario a la Argentina, precisamente Buenos Aires.
Siendo al día de hoy, poco común la ambientación que se desarrolló para esos tiempos. Y por sobre todo, el contenido intelectual de la misma.
Con el devenir de los años, me fui cultivando en forma autodidacta, en temas históricos y filosóficos, donde tiro a tiro me cruzaba debido a la política y a la ciencia ficción con Don Oesterheld.
Descubro que detrás del autor intelectual de la historia, se encubría el verdadero héroe colectivo en su persona, en el militante peronista comprometido hasta el tuétano con la predica y la creencia de que era posible una comunidad organizada.
Se eligió dicho día, ya que, en el año 1957, el 4 de septiembre, se publica por la editorial Frontera, de propiedad del guionista: Héctor Germán Oesterheld, la revista semanal HORA CERO, donde apareció por primera vez “El Eternauta”, guion de Oesterheld y dibujo de Francisco Solano López la cual marcó un hito en la historieta de la Argentina.
El 15 de octubre de 2009 fue sancionada, por la Legislatura Porteña, la Ley 3.220, que instituía el 4 de septiembre de cada año como Día de la Historieta, instando al Poder Ejecutivo de la ciudad a realizar actividades y promover políticas destinadas a desarrollar la historieta como arte e industria cultural.

Héctor Germán Oesterheld (Buenos Aires, 23 de julio de 1919 – desaparecido por la última dictadura argentina en 1977​ y asesinado por los militares en 1978)

jueves, 15 de agosto de 2019

CUANDO LA IDEOLOGIA SE REFLEJA EN EL VOTO

Una realidad que se traduce en votos.
Una minoria por sobre las mayorias populares, colonizando sus mentes...
Asi se reflejo en estas elecciones paso 2019

jueves, 16 de junio de 2016

MIS PRIMEROS RECUERDOS DEL PERONISMO

De niño tengo el recuerdo de mi padre relatando historias de militares con su amigo Don Fito, alrededor de la sobremesa,  el recuerdo de los efusivos  relatos, la dinámica de esas conversaciones que emocionaban su recuerdo y los nombres de Perón, Valle, Cogorno y Tanco….no sabía quiénes eran ….los bombardeos a la plaza de Mayo…pero si me quedaba bien en claro la emoción de mi padre recordándolos como próceres políticos de un momento de la Argentina, que en mi edad, no me permitía dilucidar la realidad q representaban dichas historias.



Si sabía lo que el transmitía como legado espiritual de su pensamiento político, de las personas que el admiraba y que yo como hijo sentía al momento de escucharlo, y que un día pudiera ser partícipe de su alegría…..era tan pequeño que solo recuerdo el sonido de esas palabras Tanco, Valle, Cogorno y Perón…los bombardeos,  y que el relato era una epopeya que me llevo años mas  tarde a militar en el movimiento  Peronista…y donde tome conciencia que los proyectos colectivos está por encima de los personales y a veces solo se demuestra  donde nadie se atreve caminar… por los temores personales y que solo despojándose de mezquindades, se puede transitar dicho camino.



Hoy como militante de la causa Peronista, recordando con orgullo a estos próceres de nuestro movimiento Peronista y de la causa Nacional Y popular, donde la memoria viva y presente, nos señalan el camino inequívoco, pero lleno de sacrificios a veces…. a costa de la vida misma.
Este 12 de junio el recuerdo presente y vivo en nuestra agrupación política “La 49”que nos aúna en el criterio del Ser Peronista y nuestro respeto y memoria viva dea todos nuestros mártires como Valle, Cogorno Y tanco, y tantos otros…. que son los faros que guian  el camino  militante a seguir. Y QUE SIN SACRIFICIOS, NO HAY TRANSFORMACION...

lunes, 25 de enero de 2016

ADAN BUENOSAYRES

Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal (1900-1970), es una de las máximas novelas de la literatura argentina. Fue publicada el 30 de agosto de 1948, aunque los primeros capítulos datan del segundo viaje a Europa de Marechal: fines de 1929 a inicios 1931. El escritor señala que lo comenzó en 1930.

                                                           

La novela tuvo que esperar hasta 1965, fecha en la cual el autor publicó su segunda novela El banquete de Severo Arcángelopara ver una segunda edición, de bolsillo. El éxito de la segunda novela arrastró a la primera y la liberó del silencio a la que había sido condenada luego del derrocamiento del gobierno de Perón, con quien Marechal colaboró abiertamente.
Estos episodios degeneraron en un proceso que el autor mismo denominó «ostracismo interno», pues fue ésta una época en la que Marechal fue marginado de la vida cultural de su país y visitado por pocos amigos. El autor vivió los años previos a la publicación de El banquete de Severo Arcángelo prácticamente enclaustrado en el apartamento en el que convivía con su nueva mujer -Elbia Rosbaco-, y dedicado a escribir. El reconocimiento que adquirió después de la publicación de su segunda novela impulsó la reedición de la primera y la aparición de numerosas publicaciones posteriores, al compás del ingreso del autor en un estatus de novelista de fuerte significado para la literatura argentina.

Argumento
El relato se divide en siete partes o «libros», según la terminología del autor: los cinco primeros están narrados en tercera persona y describen las peripecias de Adán Buenosayres en el lapso comprendido entre un jueves santo y un domingo de resurrección transcurridos desde el 27 hasta el 29 de abril de un año indeterminado sobre la década de 1920. Esta ubicación temporal resulta muy significativa porque el argumento gira en torno al proceso interior del personaje cuando, deambulando por las calles de Villa Crespo se encuentra con la Iglesia de San Bernardo y, con el Cristo de la Mano Rota, eje del mundo que remueve sus cimientos interiores y lo impulsa a buscar el Absoluto. Los libros VI («El Cuaderno de Tapas Azules») y VII («Viaje a la Oscura Ciudad de Cacodelphia»), en cambio, funcionan como apéndices y están contados en primera persona por el personaje central, el poeta Adán Buenosayres, claro alter ego del autor, como si fuesen obras suyas.
La novela comienza con el entierro de Adán y describe su periplo simbólico por la geografía urbana y arrabalera de un Buenos Aires transfigurado:
... desde su despertar metafísico en el número 303 de la calle Monte Egmont, hasta la medianoche del siguiente día, en que ángeles y demonios pelearon por su alma enVilla Crespo, frente a la iglesia de San Bernardo, ante la figura inmóvil del Cristo de la Mano Rota.

Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres
. Tratándose de un relato con mucho de autobiográfico, al protagonista lo acompañan en algunas de las aventuras amigos y compañeros del grupo martinfierrista de los años 20 con nombres en clave (Pereda es Jorge Luis Borges, Samuel Tesler es Jacobo Fijman, Schultze es Xul Solar, el petiso Bernini es Raúl Scalabrini Ortiz, etc.). Así, la obra toca registros impensados que van del humor a la epopeya y de la tragedia al sainete, con un lenguaje eximio y por momentos deslumbrante. El propio Marechal declaraba:
Al escribir mi Adán Buenosayres no entendí salirme de la poesía. Desde muy temprano, y basándome en la Poética de Aristóteles, me pareció que todos los géneros literarios eran y deben ser géneros de la poesía, tanto en lo épico, lo dramático y lo lírico. Para mí, la clasificación aristotélica seguía vigente, y si el curso de los siglos había dado fin a ciertas especies literarias, no lo había hecho sin crear «sucedáneos» de las mismas. Entonces fue cuando me pareció que la novela, género relativamente moderno, no podía ser otra cosa que el «sucedáneo legítimo» de la antigua epopeya. Con tal intención escribí Adán Buenosayres y lo ajusté a las normas que Aristóteles ha dado al género épico.

Leopoldo Marechal, en el Suplemento Cultura y Nación del diario Clarín, 29 de marzo de 1973.
Estilo
Como en Ulises de James Joyce, las claves pueden rastrearse hasta la Odisea de Homero y la doctrina judeocristiana (Marechal tuvo una conversión religiosa al catolicismo en 1931), pero el último libro, el «Viaje a la Oscura Ciudad de Cacodelphia», es ni más ni menos que una parodia del Infierno de La Divina Comedia de Dante Alighieri, con sus círculos y su Virgilio particular (Schultze). Marechal publicó sus Claves de Adán Buenosayres donde señala que su objetivo primordial fue el de confeccionar una novela contemporánea según las leyes de la epopeya clásica, ámbito en el que el autor poseía gran dominio.
La crítica contemporánea a la aparición reaccionó de diferente forma frente a una novela experimental que aparentaba no tener tradiciones nativas: una gran mayoría permaneció indiferente, otros se indignaron frente a la novedad (entre ellos, varios de sus «ex-camaradas martinfierristas» que en su juventud habían participado con el autor de la bohemia de los Grupos de Florida y Boedo, y muy pocas voces pudieron efectuar una crítica más ceñida a la cuestión literaria que a la política (Marechal trabajaba, como siempre, en el ámbito educativo y el presidente era el General Perón). Se destaca el trabajo de Julio Cortázar publicado en la Revista Realidad, en marzo-abril de 1949.

wikipedia

lunes, 4 de agosto de 2014

RICARDO CARPANI Y EL PERONISMO


Nació en la localidad bonaerense de Tigre el 11 de febrero de 1930. Dibujante, pintor y muralista cuyo arte se identificó con la resistencia peronista y la mítica CGT de los Argentinos, dueño de un estilo inconfundible y de una temática ligada a las causas sociales. Fue impulsor y animador del grupo Espartaco, fundado por un colectivo de artistas en 1959, que, influido por el ecuatoriano Guayasamín, el brasilero Portinari y los muralistas mexicanos, planteaba la necesidad de un arte con raíces en el país y atento a las necesidades y luchas del pueblo trabajador. Colaborador incansable de gremios y grupos políticos, se vio obligado a exiliarse en 1976 en Europa donde, al tiempo que desarrollaba una ponderada actividad artística, integró la Comisión Argentina por la Defensa de los Derechos Humanos que denunció los crímenes de la dictadura argentina. De regreso en el país, realizó importantes exposiciones y murales, entre ellos, el gran retrato del Che Guevara que se puede admirar en la Plaza de la Cooperación de la ciudad de Rosario. Desarrolló sus ideas en "El arte y la vanguardia obrera", "Arte y revolución en América Latina", "Nacionalismo burgués y nacionalismo revolucionario", así como en innumerables artículos periodísticos.
Participa del Grupo CONDOR (creado 1964) junto con Hernández Arregui, Ortega Peña, etc. Sostiene Carpani al respecto de su filiación ideológica: “Estaba ubicado ideológicamente en la corriente más nacional del troskysmo, la que tenía una comprensión correcta del peronismo, es decir, lo que se llamó genéricamente Izquierda Nacional. En esa izquierda nacional estaban desde Hernández Arregui a John William Cooke y otros, como el mismo Puiggrós y Jorge Abelardo Ramos”. Citado en Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit., página 10
Carpani desarrolla una comprometida actividad artístico-política al lado de lo que él llama "peronismo revolucionario". De ahí que sea igualmente conocido como artista y como militante. Convencido hace ya mucho tiempo de que existe una relación indisoluble entre lo ético y lo estético -entre la forma y el contenido-. Carpani expresa en todas sus obras la realidad de un pueblo sometido, "Los que conciben la actividad artística como algo más o menos desligado de otras esferas sociales, como elaboración autosuficiente de formas «puras», incontaminadas y abstractas -afirma el dibujante-, están lejos de atribuir al arte un rol a cumplir ante la concreta y brutal opresión de la clase trabajadora y su correlato, la dependencia económica y política de su país. Es decir, frente al problema de la liberación nacional y social."

Su estilo es casi prepotente: brazos de trabajadores musculosos, agresividad contenida, rostros enérgicos madurados al sol y al sufrimiento.
Fundador del Grupo Espartaco, sus tareas artísticas tienen, desde 1961, estrecha vinculación con las luchas obreras. Colaboró en la CGT del primer Alonso, "en la medida en que adoptaba posturas de lucha", y fundó, en 1964, la revista Programa, con Alberto Belloni y Rubén Bornik. Un año después enfrentó al Martín Fierro Eudeba-Castagnino, una edición por él ilustrada al precio popular de 350 nacionales. "Había que mostrar algo que el sistema ocultó sistemáticamente en la obra de Hernández: el gaucho perseguido por el aparato político." Para eso estaban sus dibujos.




Ricardo Carpani nació el 11 de febrero de 1930 en la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires, murió el 9 de septiembre de 1997 en Buenos Aires. Pasó su infancia en Capilla del Señor hasta que en 1936 su familia se mudó a la ciudad de Buenos Aires, cursó sus estudios secundarios en el Colegio Rivadavia.
Comenzó los estudios de abogado pero los abandonó cuando en 1951 decidió radicarse en París, en la ciudad francesa comenzó a interesarse seriamente en la pintura, tomando cursos que luego continuó en Buenos Aires.
Vivió dos años en la capital francesa, a su regreso dedicó un tiempo a viajar por Chile y el interior de nuestro país. Una vez asentado en Buenos Aires retomó los estudios de pintura, esta vez con el maestro Emilio Pettoruti.
Expuso por primera vez en 1957 junto a Juan Manuel Sanchez (1930) y Mario Mollari (1930).
Su compromiso con la causa de los trabajadores lo expresó en obras como “Huelga” de 1958, en tanto que en 1961 realizó un mural para el sindicato de la Alimentación al que tituló: “Trabajo. Solidaridad. Lucha".
Carpani expuso sus obras en varios países: México(1960), Roma(1960), Londres (1961), Rìo de Janeiro(1961), Estocolmo(1962).





El grupo Espartaco


En 1959 conformó el Grupo Espartaco junto a Sanchez y Mollari, a los que se les sumaron Juana Elena Diz (1925), Raul Lara Torrez(1940) joven pintor de nacionalidad boliviana, Pascual Di Bianco (1930-1978), Carlos Sessano (1935), Esperilio Bute(1931-2003) y Franco Venturi, nacido en 1937 y desaparecido en 1976.
En 1961 Carpani y Di Bianco abandonan el grupo, el cuál se disolvió en 1968 con una exposición que fue su última actividad.
El grupo Espartaco planteó la necesidad de un arte con raíces en el país y atento a las necesidades y lucha del pueblo trabajador.
Su filiación política puede inscribirse en la llamada izquierda nacional que durante un largo período lideró Jorge Abelardo Ramos.
El grupo también fue expresión de la nacionalización de una porción de las clases medias que hasta 1955 había sido masivamente contraria al Movimiento Nacional, luego del golpe de estado autodenominado “Revolución Libertadora”, importantes sectores de la clase media detectaron las mentiras de la oligarquía liberal y su falsa democracia que condenaba a la mayoría del pueblo, particularmente a los más humildes, a una difícil situación económico-social y que además no les permitía expresarse políticamente, por la proscripción de movimiento mayoritario.



Señalaba el documento inicial del Grupo Espartaco: “Es evidente que en nuestro país, a excepción de algunos valores aislados, no ha surgido hasta el momento una expresión plástica trascendente, definitoria de nuestra personalidad como pueblo. Los artistas no podemos permanecer indiferentes ante este hecho, y se nos presenta con carácter imperativo la necesidad de llevar adelante un profundo estudio del origen de esta frustración.”

Ponía en duda los prestigios otorgados por interesadas críticas que monopolizaban supuestas elites que vivían al margen de las realidades cotidianas de un pueblo alejado a la fuerza de los temas políticos: “Si analizamos la obra de la mayor parte de los pintores argentinos, especialmente de aquellos que la crítica ha llevado a un primer plano, observaremos como característica común el total divorcio con nuestro medio, el plagio sistematizado, la repetición constante de viejas y nuevas fórmulas, que si en su versión original constituyeron auténticos hallazgos artísticos, al ser copiados sin un sentido creativo se convierten en huecos balbuceos de impotentes.”



“Las causas determinantes de esta situación están en la base misma de nuestra vida económica y política, de la cual la cultura es su resultado y complemento. Una economía enajenada al capital imperialista extranjero no puede originar otra cosa que el coloniaje cultural y artístico que padecemos. La oligarquía, agente y aliada del imperialismo, controla directa o indirectamente los principales resortes de nuestra cultura, y, a través de ellos, enaltece o sume en el olvido a los artistas seleccionando únicamente a aquellos que la sirven.”

El Grupo Espartaco hacía su aparición anunciando el fin del artista inmune a la realidad, preocupado con exclusividad por una estética vacía. De alguna manera tomaba la tradición del Grupo Boedo haciendo su opción por los trabajadores, pero a su vez introduciendo como tema central la cuestión nacional y ponía en el tapete el accionar del imperialismo en América Latina.

También incursionaba en un tema crucial por la que atraviesa cualquier artista con deseos de hacerse conocido: o limita su actividad creadora al gusto de las minorías pudientes que son quienes tienen los medios para adquirir las obras, o hace caso omiso a las modas y deja fluir toda su creatividad, aún a riesgo de no llegar al gran público.

“El resultado de todo esto es que el artista no tiene otro camino para triunfar que el de la renuncia a la libertad creadora, acomodando su producción a los gustos y exigencias de aquella clase, lo que implica su divorcio de las mayorías populares que constituyen el elemento fundamental de nuestra realidad nacional. Es así como, al dar la espalda a las necesidades y luchas del hombre latinoamericano, vacía de contenido su obra, castrándola de toda significación, pues ya no tiene nada trascendente que decir. Se limita entonces a un mero juego con los elementos plásticos, virtuosismo inexpresivo, en algunos casos de excelente técnica, pero de ninguna manera arte, ya que éste sólo es posible cuando se produce una total identificación del artista con la realidad de su medio.”



Otra característica de gran importancia del Grupo fue el haber hecho propia la concepción Latinoamericana de Nación.
“El problema del surgimiento de un arte nacional en nuestro país, determina el verdadero alcance que debe tener para nosotros el término nacional. Unidad geográfica, idiomática y racial; historia común, problemas comunes y una solución de esos problemas que sólo será factible mediante una acción conjunta, hacen de Latinoamérica una unidad nacional perfectamente definida.”



El Grupo Espartaco estuvo influenciado por los muralista mexicanos Orozco, Rivera y Tamayo, como así también por el ecuatoriano Guayasamín y el brasilero Portinari, pero adquirieron una personalidad propia, necesidad imprescindible de todo creador, como lo expresaron claramente en su documento inicial.
Cada uno de estos artistas manifestó en sus obras su compromiso social con los desposeídos, Sanchez mostraba es sus óleos un fondo de fábricas o su obra “Marines 65” con calaveras y un fondo de la bandera norteamericana, en Juana Elena Diz se visualiza la situación de la mujer con claros rasgos aindiados, Mario Mollari con sus cañeros o las mujeres del norte en sus tareas con amplios sombreros. O los hombres de brazos enormes y potentes, con expresiones duras.
El sufrimientos en las figuras de Carlos Sessano con sus brazos hacia el cielo como implorando por justicia.

Franco Venturi, estuvo detenido en 1972 en el penal de Rawson y se salvó de la Masacre de Trelew, pero desapareció el 20 de febrero de 1976, había nacido en Italia en 1937 y llegado a la Argentina en 1950, su obra de 1969 “En defensa de nuestra forma de vida” sintetiza los métodos violentos utilizados en la Argentina para silenciar a los movimientos populares.



El arte y la revolución en América Latina

En 1961 Ricardo Carpani desarrolló sus ideas ya expresadas en el manifiesto del Grupo Espartaco en un libro que tituló “Arte y Revolución en América Latina” editado por la Editorial Coyoacán donde se publicaban las obras de la izquierda nacional.

En este libro expresa su visión sobre el papel de un artista en un país semicolonial:
“El divorcio entre artista y sociedad, inherente a todo período histórico de transición y producto de la carencia de una base valorativa común, se ve agravado en nuestra época por el peculiar desarrollo del capitalismo. Éste, con su concepción individualista de los problemas del hombre y la exaltación de los valores de utilidad, ha tendido, desde su nacimiento mismo, a separar cada vez más al artista de la sociedad. La obra de arte dejó de ser un bien social para transformarse en mercancía. Perdió su carácter monumental y colectivo, dejando de estar en contacto directo con la comunidad, para pasar a ser el lujo de unos pocos.”
El rol de un artista en un país dependiente distaba de ser fácil, donde triunfar, es decir ser aceptado por el establishment cultural, implicaba renunciar a ideales y principios, esto era anunciado por Carpani con claridad: “El resultado de todo es que el artista triunfa en la medida en que, renunciando a su plena libertad creadora, acomodo su producción a los gustos y exigencias de aquella clase. Se divorcia así de las mayorías populares que constituyen el elemento fundamental de nuestra realidad. Con el pretexto de la universalidad del arte reniega de lo nacional, sin darse cuenta de que en última instancia, el arte que copia -el europeo- es un arte profundamente nacional.”



Para luego adentrarse a explicar en detalles este mecanismo para domesticar al artista: “Esta renuncia a la libertad creadora no siempre la realiza el artista de una manera consciente. Es el resultado de un proceso que actúa sobre él, a través de múltiples presiones, encauzándolo sin que se de cuenta. Así, por ejemplo, el joven pintor desconocedor de las fuerzas que gravitan en la sociedad, de los intereses que respaldan a dichas fuerzas y de los fines que ellas persiguen, se ve sometido a su acción deformante desde el momento mismo que ingresa a las academias del Estado o al taller de algún prestigioso figurón. Esta acción deformante continúa soportándola luego en los Salones Oficiales, mediante la parcialidad de los jurados, o cuando desea conseguir salas para exponer y debe someterse al criterio del marchand, que lógicamente exige lo más vendible y menos comprometedor ante su clientela. Posteriormente le toca el turno a la crítica, esa suprema hacedora de prestigios, venal las más de las veces, aunque sería injusto pretender de ella otra cosa en una sociedad desgarrada por la lucha de clases, dada su dependencia a uno de los términos de esa lucha. Y finalmente están los salones en el extranjero, las becas y otras formas de estímulo al artista, que, en manos de los agentes oligárquico imperialistas, se convierten en otras tantas formas de corrupción.”

Carpani introduce un concepto que no contará con la adhesión de muchos artistas despreocupados por la situación social y de aquella crítica a medida de la sociedad dependiente, nos referimos al concepto de arte nacional y la necesidad que la obra del artista muestre la realidad que lo rodea:

“No todos los pueblos poseen el mismo grado de desarrollo histórico, ni desenvuelven su actividad en un medio geográfico similar, ni son producto de una misma amalgama de razas, ni hablan y piensan en el mismo idioma, ni rinden culto a una tradición y cultura idénticas. Cada uno de ellos tiene, en relación con estos factores, características propias, determinantes de la nacionalidad. Y estas características nacionales no pueden menos que estar presentes en las manifestaciones artísticas, siendo como es el arte un producto social. Podemos afirmar entonces que el arte, por el hecho de ser una expresión social, necesariamente ha de ser también una expresión nacional.”

Pero la idea que tenía Carpani de lo Nacional incluía toda América Latina, no sólo por el origen, la lengua y una tradición común; esas características nos convertían en un pueblo al que los intereses imperiales llevaron a la separación, en tanto que la lucha de los trabajadores y de los artistas comprometidos con su pueblo debía retomar las banderas de Bolivar, San Martín y Artigas, entre otros.



“Es indispensable que fijemos con precisión los verdaderos alcances que tiene para nosotros el término «nacional». América Latina constituye una unidad nacional con características bien definidas. En efecto, a factores permanentes y determinantes por sí mismos de una nacionalidad -como son el hecho de poseer un territorio ininterrumpido en el que prácticamente se habla el mismo idioma (ya que el portugués y el español no ofrecen diferencias esenciales), poblado por razas afines y con un pasado histórico y cultural común- se unen otros factores de carácter actual, que imponen la necesidad de la unificación política de América Latina. Las distintas regiones o países latinoamericanos poseen problemas económicos, sociales y políticos análogos. Esta analogía está determinada por su sometimiento a un explotador común: el imperialismo.



Y la liberación del yugo imperialista sólo será factible mediante una acción conjunta y unificada que permita contrarrestar en forma efectiva el poderío del opresor. Es por eso que nosotros, cada vez que hablemos de lo nacional, se entiende que lo hacemos en escala latinoamericana.”
Será el accionar del imperialismo el que Carpani denunciará con claridad, y la función que cumple el arte en los países centrales que lejos de ser inocuos para nuestra cultura también forman parte de plan delineado por los poderes centrales:

“Ahora bien, si es cierto que la difusión dada a su producción cultural por las países imperialistas fue altamente beneficiosa para el desarrollo de las artes en el resto del mundo, no es menos cierto que esta acción benéfica se vio contrarrestada cuando convirtieron la cultura en un arma más de vasallaje y opresión colonial. En efecto, junto con sus manufacturas exportaran su literatura y su arte, pero no para enriquecer las culturas nacionales ya existentes en las regiones colonizadas, sino para destruirlas o neutralizarlas, contando en esto con la obsecuencia de las oligarquías nativas.”

Pero también Carpani era un militante de la libertad sin la cual el artista quedaba limitado en su más genuina expresión, enemigo del “realismo socialismo” e implacable crítico del stalinismo , manifestaba su compromiso con la libertad, contrario a toda forma de control de los “comisarios políticos” sobre la expresión del artista :” Para el logro de un arte representativo de nuestra realidad, un arte auténtico, en este caso un arte nacional latinoamericano y revolucionario, es imprescindible dar al artista la más absoluta libertad en la elección de sus medios formales de expresión. Hay que dejar de lado todo dogmatismo en materia estética. Que cada cual utilice los elementos plásticos de la manera que considere más acorde con su temperamento, enriqueciéndose con las últimas experiencias formales que se realizan en el mundo. Pero, eso sí, utilizándolas con un sentido creativo personal”

Pero ante el accionar de la oligarquía asociada al imperialismo en el campo de la cultura era difícil que aquellos artistas no contaminados por la ideología imperial pudieran a conocer su obra. Carpani daba su consejo que él mismo aplicó al trabajar en conjunto con el sindicalismo combativo.



Por eso mismo, es indispensable dar la mayor difusión posible, especialmente entre la clase trabajadora y los sectores sociales más progresistas, a las creaciones de quienes, con dignidad y sacrificio, trabajan por un verdadero arte. Sólo a través de una intensificación del contacto entre la obra artística y la sociedad, que ejercite de manera constante la sensibilidad de los hombres familiarizándolos con las nuevas formas creadas por el artista, logrará superarse la incomprensión de que éste es objeto. Esa será la manera más efectiva de hacer que el arte intervenga activamente en el proceso revolucionario. El arte actúa por la vía sensible, y la sensibilidad artística, como todo en el hombre, se desarrolla con el ejercicio. Mal puede exigirse una comprensión inmediata de la obra moderna a quienes escasas oportunidades han tenido de conectarse con ella. Se dirá que para eso están los museos, pero no olvidemos que a la gente que trabaja poco tiempo le queda para asistir a ellos, y nada se hace por interesarla en el arte. El orden establecido tiende más bien a alejar al pueblo de las manifestaciones del espíritu, dándole en su reemplazo y en cantidades crecientes, productos embrutecedores, neutralizantes de su sensibilidad. Se hace así del arte lujoso vicio solitario, reservado a determinadas élites de iniciados, alejándolo de su verdadera misión.”

Para completar su idea con : “No queda por lo tanto, al artista revolucionario, más solución que la que las organizaciones obreras pueden y deben brindarle. En las manos de estas organizaciones está la posibilidad del surgimiento de un vasto movimiento muralístico con características nacionales y revolucionarias. Abrigamos la certidumbre de su próxima aparición.”



El compromiso con los trabajadores

La compañera de Carpani, Doris Halpin, expresó sobre la labor del pintor que su tarea era expresar la dignidad de los trabajadores y desposeídos: “No trató de pintar los lados oscuros de la realidad: nunca pintó la tortura, ni al aldeano pobre y subsumido. Siempre pintó al hombre que está dispuesto a combatir, al hombre en lucha.”
Halpin también explicó porque Carpani daba importancia al muralismo, en tanto que la pintura de caballete termina en posesión de alguien, el mural pertenece a todos o por lo menos a muchos. Esa era el símbolo que entusiasmaba a un artista alejado de la figuración y el negocio.

Muchos de los dibujos de Carpani, fueron dados en forma gratuita para ilustrar los volantes y documentos de sindicatos, organizaciones obreras en general y organismos de Derechos Humanos.

Seguramente, muchos de nosotros hemos visto dibujos de Carpani, sin saber que pertenecían a él, esta fue la obra de un artista plástico que dedicó su vida a servir a una causa, la de los más necesitados.

Según el crítico de arte Salvador Linares, las obras de Carpani puede dividirse en dos épocas, una de piedra y la otra de metal.
“En la primera los personajes adquieren una apariencia rocosa, que abarca el período en el que todavía frecuentaba la temática campesina.” “Luego la piedra deviene en metal y los hombres son vistos como articuladas máquinas o revestidos por corazas sobre las que músculos y nervios se traslucen sobre la bruñida superficie, en una suerte de mágica filigrana vital.”



Producido el golpe de estado de Onganía en 1966, derrocando al presidente radical Arturo Illia, gran parte de la burocracia sindical apoyará al golpe, iniciando una de las etapas más vergonzosas del sindicalismo, ante ellos se levantó un grupo de dirigentes que llamaron a combatir a la Dictadura tras un plan nacional y popular, dicho sector se encolumnó en la CGT de los Argentinos que lideraba Raimundo Ongaro.

Ricardo Carpani fue la expresión artística de ese sindicalismo honesto y combativo, los volantes y documentos de la CGT de los Argentinos llevaban las ilustraciones de Carpani donde trabajadores de expresiones duras manifestaban toda su bronca y deseos de restituir la justicia perdida.
En 1966 y 1969 viajó a Europa donde participó de muestras colectivas. En 1972 viajó al Chile Socialista de Salvador Allende y a Cuba, para encuentros de artistas plásticos.



En julio de 1974 fue a Suecia a una exposición, tenía previsto un viaje de cuatro meses, pero ya no pudo volver, la Argentina se había convertido en un lugar muy peligroso por el accionar de la banda paramilitar de ultraderecha la triple A que asesinaba a intelectuales y militantes populares.

El exilio fue muy duro para Carpani como lo fue para la mayoría de los exilados, y particularmente para aquellos que habían hecho de la militancia una forma de vida.
Retornó al país en 1984, las últimas composiciones de Carpani muestran una región selvática donde se mezclan animales salvajes con paisajes y personajes porteños.



Poco tiempo antes de su muerte realizó un retrato del Che Guevara que se encuentra en la Plaza de la Cooperación de Rosario o pocas cuadras del lugar en que nació el Che.

Realizó la escenografía para un espectáculo musical llamado “Tango Pasión” que se ha presentado con éxito en Europa.
En 1996 fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Buenos Aires.

Se publicaron los libros : "Carpani" , con textos del Dr Rafael Squirru y de Manuel Vicent ; y "Carpani : Gráfica política" , con textos de Ernesto Laclau y Luis Felipe Noé.

Murió el 9 de septiembre de 1997, la Argentina perdía a un gran artista y los trabajadores que siguen luchando, a un aliado incondicional, pero su obra nos sigue mostrando a esos hombres y mujeres que nunca se rendirán.



Fuentes :
http://pintores.is.com.ar/pintores_web/carpani/indice.html
http://www.icarodigital.com.ar/numero11/entrevistas/dorishalpin.htm
http://www.villacrespomibarrio.com.ar/CARPETA%20NOTAS/ARTE%20Y%20CULTURA/Ricardo%20Carpani.htm
http://www.paginadigital.org/articulos/2004/2004cuart/varios/carpani25-10.asp
http://www.cta.org.ar/base/article.php3?id_article=4550
http://www1.hcdn.gov.ar/proyxml/expediente.asp?fundamentos=si&numexp=1586-D-2006
www.izquierdanacional.org/publicaciones/libros/pdf/SL-L005.pdf
http://www.lanacion.com.ar/archivo/Nota.asp?nota_id=640159

Fuente: www.elforjista.unlugar.com/ricardocarpani.htm